Traducir y leer a A.T. Still hoy en día
Pierre Tricot D. O.1
Traducido por Miguel Hernández Callejo y Juan Bañuls Puig
Los escritos de Still tienen más de cien años. Marcados por su época, están “pasados de moda”. En cien años, los conocimientos básicos sobre el ser humano y la medicina han evolucionado a una velocidad vertiginosa, nuestras consciencias también. En consecuencia, uno puede preguntarse legítimamente si traducir y leer a Still hoy en día, puede ser necesario o incluso presentar algún interés. Para sustentar la importancia de estas lecturas, varios puntos merecen ser desarrollados.
Identificar la personalidad
Al codearse estrechamente con una personalidad es como se consigue distinguir algunas de sus mil y una facetas. Un personaje ya desaparecido no puede ser conocido más que por los escritos que ha dejado y los testimonios de aquellos que se relacionaron con él.
– El inconveniente de los testimonios es que estos nos imponen el punto de vista de los intermediarios. Tan solo la lectura de sus escritos nos pone en contacto directo con un ser y su complejidad. Esta se convierte en un medio privilegiado para forjarnos una opinión personal sobre el hombre y su obra, sin intermediarios.
Vida y Obra de A. T. Still, Fundador de la osteopatía
Traducción al castellano por Miguel Hernandez y Juan Bañuls
Dilema ISBN-13 : 978-8498275155
La primera vez que asistí a una conferencia sobre la vida de Andrew Taylor Still fue en 1998, en París, habiendo terminado mis estudios de osteopatía, la presentaba Pierre Tricot tras haber traducido el primer libro de Still, Autobiografía.
Además del contenido, lo que más me impactó fue el entusiasmo del orador. Posiblemente ello pudiera contribuir a que su mensaje me llegase y despertase en mí la necesidad de conocer mejor al fundador de la osteopatía. Por lo tanto compré el libro y después las siguientes traducciones de Still que se iban publicando.
Descubrir la osteopatía a través de la vida del personaje introdujo un cambio en mi manera de ver, pensar, concebir y vivir la osteopatía puesto que durante los seis años de formación se le nombraba, incluso había profesores que utilizaban alguna de sus citas, pero sin más.
A. T. Still : del hueso seco al hombre vivo
Traducción al francès por Pierre Tricot DO
DryBone Press ISBN: 978-0-9572927-3-4
Vida y obra de A.T. Still
Conocí a John Lewis en septiembre del 2014, durante un seminario sobre la vida de A. T. Still organizado por la SOFA (Société ostéopathique franco-américaine – Sociedad osteopática franco-americana), dirigido por Emmanuel Roche. Emmanuel y Sheila Brennan, un amigo y una amiga osteópatas, conocían mi interés por la historia de Still y de la osteopatía, y me habían invitado, avivando mi curiosidad al sugerir que podría conocer a un osteópata escocés que acababa de publicar un magnífico libro (según ellos) sobre la historia de Still y de la osteopatía.
Visibles y reconocidos[1]
El síndrome de invisibilidad osteopática y la solución del dos por ciento
El doctor Gevitz es profesor de Historia de la Medicina en la Facultad de Medicina de Chicago, Universidad de Illinois. Recientemente, también ha sido director del Programa de Ciencias Humanas de la Facultad. Este artículo ha sido publicado simultáneamente en The DO.
La medicina osteopática es el secreto mejor guardado del sistema de salud americano.
Después de más de cien años de existencia, a pesar de los cuidados suministrados a más de treinta millones de americanos, y pese a que el número de escuelas se haya triplicado últimamente, así como el número de la gente titulada en osteopatía, por regla general, la profesión médica osteopática es la menos conocida dentro de las principales profesiones de salud en los Estados Unidos.
En el mejor de los casos, sólo el quince por ciento de los americanos ha oído hablar de los D.O. y de la medicina osteopática, conoce el alcance del ejercicio médico osteopático, y es capaz de expresar con claridad las diferencias significativas que existen entre los D.O. y los demás profesionales de salud[2].
¿Por qué es así? ¿Qué consecuencias tiene esa invisibilidad social? Más importante todavía, ¿hay alguna solución a ese difícil problema, y al parecer, sin solución?
Los límites de la osteopatía[1]
He ahí una pregunta que no me hacía al comienzo de mi práctica profesional, pero que en el transcurso de mi evolución personal y la de mi práctica (a mi juicio, las dos son indisociables), no he dejado de preguntarme y me lo sigo preguntando hoy en día…
Comencé a estudiar osteopatía a principios de los años 1970, gracias a dos personajes casi desconocidos en la actualidad: Francis Peyralade y René Quéguiner. En aquella época, en Francia, las personas que estudiaban osteopatía eran fisioterapeutas, por lo tanto, era lógico que nuestro aprendizaje se centrase en nuestras preocupaciones de fisioterapeutas: el aspecto músculo-esquelético y más precisamente los problemas de la columna vertebral. Para nosotros, los límites de la osteopatía eran aquellos que le asignábamos de forma implícita mediante nuestros formateos conscientes e inconscientes.
Sin embargo, aun limitándose al cuerpo físico, la osteopatía nos brindaba una apertura que me pareció estupenda, particularmente, la de la globalidad. Ahora mismo, no sé qué es de los estudios de fisioterapia, pero entonces no se mencionaban los conceptos de globalidad corporal y de interdependencia estructura/función. Hija de la medicina, la fisioterapia troceaba el individuo y raramente reconocía las implicaciones mutuas que podía haber en las distintas partes del cuerpo. Así, aunque la limitábamos al cuerpo, la osteopatía ya desplazaba considerablemente los límites en cuanto a la manera de contemplar al ser vivo: un todo funcional de la cabeza a los pies. Ya era maravilloso y a menudo eficiente.
El 22 de junio es una fecha significativa para los osteópatas, ya que el 22 de junio de 1874 es conocido como la fecha del nacimiento de la osteopatía, un nuevo sistema de salud desarrollado por Andrew Taylor Still DO para ayudar a los demás.
En su texto Ser osteópata (2018), Pierre Tricot DO nos invita a que nos preguntemos qué significa para nosotros ser osteópata. ¿Es simplemente haber conseguido un título para ejercer la profesión de osteópata? A su manera nos explica que no es lo mismo hacer osteopatía, o hacer el osteópata, que ser osteópata.
En un texto mucho anterior (1998) – El árbol y el viento – Eileen L. DiGiovanna DO, a través de una fábula, también solicita nuestra atención para que nos cuestionemos sobre nuestra identidad de osteópata.
« Los DO no solamente deben sentirse osteópatas y actuar en consecuencia, sino que deben, de igual manera, estar orgullosos de ser únicos y diferentes. Hace dos semanas, en el transcurso de una cena, yo charlaba con un doctor en medicina (MD) sobre las diferencias entre nuestras dos profesiones. Él me preguntó si no me habría hecho feliz poseer un título de MD si éste me hubiera sido brindado junto con todas las prerrogativas asociadas, es decir, con las mismas ventajas que ellos. De forma muy categórica le respondí: ‘¡No! Todo lo que yo quería, era ser DO, nunca he intentado entrar en una facultad de medicina alopática.’ Él respondió ‘En tal caso, supongo que vuestra filosofía es muy diferente’».
El árbol y el viento 1
Por Eileen L. DiGiovanna, D.O, FAAO.
Una fábula sobre el crecimiento y la destrucción de la osteopatía.
Érase una vez un hombre que estaba en la cima de una colina; constató hasta qué punto ésta era árida, el sol le quemaba con sus rayos y el viento soplaba rugiendo. Él estaba convencido de que había algo que hacer, tanto que cavó un hoyo, lo llenó con buena tierra de su granja y plantó un arbolito allí. Cada día nutrió y regó el árbol. Éste creció recto y fuerte, tras lo cual las gentes vinieron a ver el arbolito. Éstos comenzaron por burlarse de él, al verlo tan pequeño, pensaban que nunca llegaría a ser algo y que no se haría grande. Éstos hacían rabiar al anciano y se reían de él.
De hecho, rápidamente, se dieron cuenta que el árbol crecía verdaderamente, y que se hacía cada vez más hermoso. Admiraron su follaje verde en verano y los luminosos tonos amarillos que después ofrecía en otoño. Elogiaron al anciano por la buena idea que había tenido de plantar dicho árbol. Muy pronto, a medida que el árbol crecía, se les vio beneficiándose de él. Su sombra les protegía del sol y les resguardaba de la lluvia y del viento. Los niños jugaban bajo sus ramas y los ancianos descansaban en su sombra.
Ser osteópata 1
¿Qué es ser osteópata?
A más de una o de uno, la pregunta podrá parecerle descabellada, incluso estrafalaria. ¿Ser osteópata? ¡Pues claro!, es tener un título de osteopatía y ejercer la profesión que le corresponde. ¡Obvio! Posiblemente esta pregunta merece mayor reflexión de lo que parece.
Tener el título, ¿verdaderamente es ser osteópata?
Digamos que hoy en día tener el título es un prerrequisito indispensable para tener el derecho de presentarse como osteópata y de ejercer legalmente la profesión. Pero, ¿es esto suficiente para ser osteópata? No estoy seguro, en especial debido a que por un montón de razones, ligadas en particular al reconocimiento, las formaciones actuales a la osteopatía enseñan a hacer al osteópata o a hacer osteopatía; es decir, a emplear un cierto número de procedimientos y de técnicas consideradas como osteopáticas. Pero, ¿es lo mismo que ser osteópata? No lo creo.
Hace un tiempo mi amigo Miguel Hernández Callejo, osteópata de Soria, me propuso la idea de entrevistar a Pierre Tricot, osteópata francés, el cual, de algún modo ha influido y sigue influyendo en nuestra compresión de la osteopatía, de la vida y del ser vivo.
Para marcar la fecha aniversario del nacimiento de la osteopatía, este 22 de junio del 2018, hemos pensado que sería interesante conocer un poco mejor ese hombre que un día decidió dar a conocer (mejor), a quienes estaban interesados, la historia del fundador de la osteopatía: Andrew Taylor Still. En 1997, a través de la traducción de Autobiografía, inició su faceta como traductor poniendo a nuestro alcance unas informaciones, con frecuencia, desconocidas por el colectivo de los osteópatas franceses (y españoles probablemente…). Después ha proseguido con otras traducciones de Still, así como de sus sucesores: Littlejohn, Sutherland y otros que han sido importantes para el desarrollo de la osteopatía en el mundo.
Ha sido la manera que él ha elegido en relación a su compromiso con la profesión de osteópata.
Pierre Tricot nos dice que ello le ha proporcionado un fulcro (un punto de apoyo) a la hora de desarrollar el modelo del abordaje tisular de la osteopatía.
Una conversación con Pierre
Bienvenida, recibimiento y agradecimientos…
1-Para empezar, ¿podría hablarnos de la vida de Pierre Tricot, en Francia, antes de comenzar sus estudios de osteopatía en 1971?
Nací en 1947. Infancia sin problemas, banal. Adolescencia, ídem. Pero puedo decir que estuve poco motivado por los estudios en el instituto (educación secundaria). Tras el bachillerato (rama científica), se me planteó la cuestión de mi orientación profesional.
2-La elección de una profesión relacionada con la salud… ¿Por qué razón se decidió hacia ese tipo de profesión?
Me sentía atraído por una profesión «de ayuda» y de contacto, pero no sabía demasiado bien qué elegir. Uno de mis hermanos estaba estudiando la carrera de medicina, pero lo que veía no me tentaba… Informándome sobre las profesiones para-médicas, me encontré con una información relativa a la profesión de fisioterapeuta. A finales de los 60, esta profesión iba «viento en popa», un poco a semejanza de la osteopatía en los años 90. No conocía dicha profesión, pero lo que se decía de ella parecía corresponderse con lo que yo buscaba: contacto directo, ayuda… Elegí, pues, embarcarme en esa actividad.
Hace unas semanas, un colega me hizo llegar un video que hacía referencia a otro video publicado por YouFisio, un «joven» canal de YouTube que promueve la Fisioterapia y la Ciencia.
En él, los «autores» se proponen analizar las bases de la osteopatía desde un punto de vista científico. De entrada nos dicen:
«Sabemos que este va a ser un video polémico pero en ningún caso nuestra intención es ofender a nadie. Este es un canal científico y simplemente pretendemos seguir en esta línea para que saquéis vuestras propias conclusiones después de ver lo que dice la ciencia. Si queréis discutir, debatir, escribir lo que queráis, hacedlo por favor siempre desde el respeto.
La mayoría de los fisioterapeutas no se atreve a definir la osteopatía como pseudociencia. Aunque admite que contiene muchos argumentos pseudocientíficos».
(Soy yo quien pone en negrita).
No sé muy bien por qué motivo, sino es el de desacreditar a la osteopatía, pretenden hacer un análisis objetivo de la misma y de su práctica. ¿Pero con qué finalidad? ¿Que uno mismo saque sus propias conclusiones a la luz de la ciencia, dicen ellos? No estoy nada seguro... ¿Qué hay detrás de todo esto?
En enero del 2016, en Francia, el Conseil Nationnal de l’Ordre des Masseurs-Kinésithéapeutes [Consejo Nacional del Colegio de Fisioterapeutas de Francia] se dirigió al Colectivo CORTECS - Colectif de Recherche Transdisciplinaire Esprit Critique et Science [Colectivo de Investigación Transdisciplinar, Espíritu Crítico & Ciencias] solicitando un informe sobre la evaluación de la osteopatía, el cual desembocó en un estudio de la osteopatía craneal en particular.
En su introducción destaca que la presentación general de la osteopatía y de sus dos ramas denominadas estructural y visceral, sólo ha sido realizada a modo de referencia, y que deberá ser el objeto de trabajos posteriores.
El documento presentado es considerable (en todo caso por su tamaño) puesto que contiene 280 páginas cuyo objetivo es poder demostrar que la osteopatía craneal está desprovista de fundamento científico.
El análisis que hace Pierre Tricot al respecto nos ha parecido lo suficientemente pertinente para traducirlo y compartirlo con vosotros.
Esperemos que nos invite a considerar la osteopatía en su totalidad – una ciencia, un arte de la vida y de lo vivo.
¡El craneal no vale nada!
Yo no sé, querido lector, si te has enterado del último informe publicado por el Colectivo CORTECS - Colectif de Recherche Transdisciplinaire Esprit Critique et Science [Colectivo de Investigación Transdisciplinar, Espíritu Crítico & Ciencias] sobre la evaluación de la osteopatía craneal (http://www.ordremk.fr/2016/01/29/rapport-sur-losteopathie-cranienne/).
De no ser así, te sugiero que lo hagas sin tardar, ¡pero antes te aconsejo que tomes todas las medidas necesarias para evitar una subida de tensión! Dicho colectivo responde a una solicitud que se le ha hecho con el fin de realizar un examen científico (soy yo quien pone en negrita) de los fundamentos y de la práctica de la osteopatía craneal. Y os puedo decir que nos encontramos con algo macizo, algo serio, importante, incluso diría yo, ¡algo esencial! Un informe de más de 280 páginas que pasa revista, y en detalle, a casi todos los autores importantes, aspectos esenciales, hipótesis avanzadas y artículos publicados relativos al concepto craneal. Algo sólido os estoy diciendo, algo estadístico. O sea ¡algo científico!
Le 12 décembre 19171
Hace justo 100 años, fallecimiento de A. T. Still
Era “nuestro Jonnhy2” (haciendo referencia a Jonnhy Hallyday)... Y su fallecimiento tuvo en aquella época, a nivel local, una repercusión probablemente tan importante en el Middlewest...
Me apetecía marcar esta fecha y para ello he retomado el elogio fúnebre que en aquel momento pronunció Arthur Hildreth (1863-1941), uno de los más allegados y más fieles colaboradores de Still, ardiente propagador de la osteopatía en sus principios.
El matrimonio Hildreth conoció a Still en 1875. Con 12 años, Arthur, fue invitado a acompañar a su madre a una consulta con el Dr. Still; ella acompañaba a un vecino que tenía un bocio. Still declaró: “Se lo puedo sacar”. Cerraron el acuerdo a cambio de un cargamento de leña...
Still acompañó al joven Arthur en numerosos paseos alrededor de la granja de los Hildreth.
Debido a esa relación informal, pero íntima, Arthur Ildreth fue invitado a participar en la clase experimental de anatomía osteopática en 1892. Ergo, formó parte de los primeros titulados en osteopatía y participó en la divulgación así como el reconocimiento de la profesión en los distintos estados.
El 12 de diciembre de 1917

Hoy hace 100 años que falleció Andrew Taylor Still.
Hemos querido marcar esta fecha a través de este texto de Pierre Tricot “¿Habéis dicho espíritu o espíritu?”
En una de sus citas, Still nos dice: «Encuentro en el hombre un universo en miniatura. Encuentro la materia, el movimiento y el espíritu» (Still, 1998, 306).
Así pues, merecía la pena indagar sobre el sentido de la palabra espíritu, y la propuesta que hace Pierre Tricot, nos ha parecido interesante.
¿Habéis dicho espíritu o espíritu?
Pierre Tricot DO[1]
Actualmente trabajo en la traducción de un libro apasionante, escrito por un osteópata americano, R. Paul Lee, cuyo título es Interface (Interfaz), y el subtítulo, Mécanismes del’esprit en ostéopathie (Mecanismos del espíritu en osteopatía). Proponiéndose comprender mejor la osteopatía, el autor ha vuelto a los textos de Still y de los pioneros de la osteopatía. De entrada, le impactó el hecho de que uno de los conceptos fundamentales, verdaderamente esencial para Still, muy pronto se vio excluido de los textos, de la filosofía y de la práctica de la osteopatía: el espíritu. Así pues, su conducta ha consistido en remontar al origen, los textos de Still; encontrar los ejemplos que indican, con claridad, la importancia del espíritu en la filosofía de la osteopatía, tal como la concebía Still; y comparar sus afirmaciones con las de algunos de sus contemporáneos que habían tratado el asunto. Contrastándolas después con las investigaciones actuales más punteras en ese ámbito y en el de la física cuántica, las cuales, tienden a validar la existencia de una fuerza distinta de la puramente física. Por último, nos propone reincorporar el concepto en nuestro ser y en nuestro hacer como osteópatas ¡Ambicioso! ¡Y apasionante!
El 22 de Junio de 1874, y después…
Pierre Tricot DO[1].
«Mi ciencia o mi descubrimiento nació en Kansas de resultas de múltiples ensayos, realizados en la frontera, al tiempo que combatía las ideas pro-esclavistas, las serpientes y a los tejones. Después, más adelante, a lo largo de la guerra de Secesión, hasta el 22 de Junio de 1874. Como el resplandor del sol, una verdad hizo mella en mi espíritu: mediante el estudio, la investigación y la observación, gradualmente me fui acercando a una ciencia que sería de un gran beneficio para el mundo» (Still, 1998, 44).
¿Qué pasó en la vida de Still el 22 de Junio de 1874? Él lo evoca y lo explica en muchas ocasiones en sus escritos, en especial, en Autobiografía.
« El 22 de Junio de 1874, ondeé al viento el estandarte de la osteopatía. Durante veinticinco años, ha resistido a las tormentas, los ciclones y las ventiscas de la oposición. Hoy día, sus hilos son más fuertes que cuando el estandarte fue tejido por vez primera» (Still, 1998, 83).
Al contrario de lo que se evoca a menudo, no se trata de la revelación repentina de la osteopatía, sino más bien de la sencilla certeza de estar sobre una pista, aquella que, precisamente, conducirá hasta la osteopatía. Además, en aquella época, Still no tiene nombre para el sistema que está desarrollando. Según Carol Trowbridge, dicho nombre no parece haber sido escogido hasta los años 1880:
«En 1885, un profesor de la Universidad de Baker, el Dr. Sweet, vino a Kirksville para hacerse tratar por Still. Still, orientado en aquel entonces hacia una combinación de la palabra griega osteon, que significa hueso; y pathein, que significa sufrimiento, pidió la opinión de Sweet sobre el nombre escogido recientemente. Inmediatamente después de haber vuelto a Baldwin City, Sweet escribió: “Es el mejor nombre que puede darle. Abarca la materia mucho mejor que las palabras alopatía, homeopatía y eclecticismo”» (Trowbridge, 1999, 191).
Abordaje Tisular de la Osteopatía
Pierre Tricot
Un modelo de cuerpo consciente
Edición : Dilema Editorial, 2017
ISBN: 9788498273892
Pagina web: editorialdilema.com
¡Por fin, llega!
Sí, aquí está ya la traducción al español del libro 1 de Pierre Tricot y que con tanta diligencia y respeto nos ha publicado la editorial Dilema de Madrid.
Hemos tardado, cierto es. Pero ha sido un trabajo similar al que, en el mito, Sísifo se ve obligado a hacer: empujar una y otra vez un peñasco hasta lo más alto de una montaña. Nosotros también hemos empujado la traducción hasta hacerla llegar dónde la vais a encontrar vosotros. Eso nos ha permitido -con el esfuerzo- entrever cosas que antes no éramos capaces de concretar. Igual que Sísifo, que cada vez que alcanzaba la cima de su montaña, era capaz de comprender cosas que, mientras se afanaba en empujar su piedra, no le era posible advertir.
Viola Frymann (1921-2016)
Con 95 años, Viola Frymann acaba de dejarnos. Ha sido un personaje notable de la osteopatía, principalmente para nosotros los franceses, a quienes ha acompañado en los primeros pasos en esa vía. En mi camino personal, ha sido un personaje especialmente notable y no he podido resistir las ganas tanto como la necesidad de dedicarle estas pocas líneas.
He tenido la suerte de coincidir con Viola Frymann, nada más empezar mi iniciación en la osteopatía. Estábamos en 1972, terminando el primer curso de estudios en la AERTK, que entonces dirigían Francis Peyralade y René Quéguiner.
22 junio 1874, hace 140 años
El año pasado, por estas fechas Pierre Tricot colgó en su página Web este pequeño texto. Mi amigo Miguel Hernández lo encontró lo suficientemente interesante como para traducirlo y compartirlo con vosotros. En aquel momento, inmerso como estaba en mis ocupaciones, no le presté la atención que se merecía. Hoy, me gustaría saldar esta deuda que tenía pendiente. Espero que os guste tanto como a mí.
22 de junio de 1874. Hace 140 años, Still nos dice haber tomado consciencia de que estaba desarrollando un sistema, el cual, sería de una gran ayuda para muchas personas: «Mi ciencia, o mi descubrimiento, nació en Kansas resultado de múltiples ensayos, realizados en la frontera, al tiempo que combatía las ideas pro-esclavistas, las serpientes y los tejones. También después, a lo largo de la guerra de Secesión, y hasta el 22 de Junio de 1874. Como el resplandor del sol, una verdad hizo mella en mi mente: mediante el estudio, la investigación y la observación, gradualmente me fui acercando a una ciencia que sería de un gran beneficio para el mundo.» (Still, 1998 Autobiographie, 44).
Para ese aniversario, he pensado proponer la traducción de un breve texto escrito por Still en el Journal of Osteopathy de octubre del 1899.1
Una filiación verdadera
La osteopatía craneal de Sutherland, heredera directa de la obra de Still[1].
Pierre Tricot DO.
Traducido por Miguel Hernández Callejo y Juan Bañuls Puig
¿Una obra inacabada?
En sus escritos, Still habla poco de la cabeza. O al menos deberíamos decir, para ser más precisos, que no aborda específicamente el cráneo como lo hace con las demás regiones anatómicas del cuerpo. Está claro que reconoce su importancia, menciona los órganos que éste contiene y la manera en la cual se articula con la columna cervical, las regiones de las cuales depende para su abastecimiento sanguíneo y nervioso, etc. Sin embargo, él no aborda el cráneo en sí mismo. ¿Significa esto que no se interesaba en ello o que no valoraba su importancia. Todo lo contrario. Pienso, más bien, que esta omisión obedece a algo empezado pero no acabado: «Durante la última ocasión que tuvo (A.T.Still) de hablar conmigo, de pie delante mío, apoyado contra la pared de la entrada del viejo dispensario de la escuela que había fundado, […] y recapitulando una última vez toda nuestra conversación, como si me advirtiera que era el final, dijo que la investigación concerniente a la circulación de la cabeza hacia la médula espinal y el retorno hacia la cabeza, habían retenido todo su interés constantemente y que era la investigación a la cual le habría gustado dedicar las energías de su vida, pero que aquello que él había llamado osteopatía se tenía que anteponer.» (Sorrel, 2000, 50). Estas palabras de Charlotte Weaver[2], osteópata contemporánea de Sutherland, que también estudió el cráneo en particular, parecen dar testimonio de que, igualmente, A.T. Still se interesaba en ello, pero que no había podido avanzar en este asunto por falta de tiempo y quizás de energía.
Tensegridad
Pierre Tricot DO[1]
Traducido por Miguel Hernández Callejo y Juan Bañuls Puig
El término tensegridad ha sido forjado por Richard Buckminster Fuller[2], un arquitecto y diseñador norteamericano. En un principio, se trata de una idea, o más bien de un sueño, el cual Buckminster Fuller transformará en concepto : el de una organización arquitectónica que asocia « unos islotes de compresión en un océano de tensiones ». Al contraer las dos palabras « tensil » e « integridad », las cuales dan cuenta de una tensión integral e integrada, llama a dicho concepto « tensegrity », « tenségrité » en francés y « tensegridad » en español.
En los años 1950, el escultor americano Kenneth Snelson concretará este concepto dando forma a unas esculturas arácnidas, en las cuales los tubos comprimidos parecen flotar en el aire dentro de una crisálida de cables, poniendo en tela de juicio de esta manera, nuestra extensa cultura en el campo de la construcción.
Las estructuras establecidas en tensegridad están realizadas uniendo unas barras mediante cables, sin que las barras estén directamente relacionadas entre ellas. De esta manera se realiza un sistema rígido y deformable, estabilizado, no por la resistencia de cada uno de sus constituyentes, sino por el reparto y el equilibrio de las fuerzas de coacción mecánicas en la totalidad de la estructura. Las principales ventajas de dicho sistema son su ligereza, su mínimo consumo de materia prima y sobretodo, su ductilidad y su flexibilidad, asociadas a una gran solidez.
Imagen : Simplex de 3 barras. Bajo este ángulo, aparecen claramente los 2 triángulos situados en 2 planos paralelos y los cuales forman entre ellos un ángulo de 30º, condición para la estabilidad del sistema, la longitud de las barras no importa (tesina de J.F Mégret, p.14).
Vuelta al cono
Escrito por Pierre Tricot[1]
Traducción Miguel Hernández Callejo y Juan Bañuls Puig
Probablemente, recordaréis, aunque sea vagamente, el modelo del cono que presento sistemáticamente al principio de los cursos de nivel 1 y que está detallado en el libro 1 de abordaje tisular (pp. 34-41). Aplicado al saber, en cuanto a cuerpo de conocimientos, dicho modelo se propone ilustrar los dos procedimientos utilizados habitualmente para intentar conocer un tema : el procedimiento deductivo, el cual consiste en bajar en el cono, y el procedimiento inductivo, el cual consiste en subir.
Por regla general, el procedimiento inductivo desemboca en la formulación de una hipótesis que trata de explicar aquello que observo y que puedo experimentar (por tanto, lo concreto), en el nivel que yo ocupo actualmente en el cono. La hipótesis modeliza[2] algo que yo no experimento directamente, pero que concibo como causa de lo que yo observo o experimento. Ésta me permite remontar en el cono, y después, utilizando el procedimiento deductivo, verificar o invalidar su adecuación.
De la presencia1
Pierre Tricot DO.
Traducción Miguel Hernández Callejo y Juan Bañuls Puig
Para mí hoy en día la presencia sigue siendo un concepto lleno de misterio. Desde luego, comprendo mejor algunas « cosas », claro, he comprendido su importancia y consigo utilizarla con cierto criterio, pero aún sintiéndola como un « ingrediente » esencial en la relación que se establece con el paciente (de manera más general, en cualquier relación digna de este nombre), ésta todavía conserva hoy en día muchos parámetros incomprensibles (para mí, en todo caso).
Una de mis reflexiones en relación a ella me lleva (una vez más y como siempre) hacia la consciencia. Hoy día, no puedo disociar presencia y consciencia. Esto, es en el plano ‘teórico’. En relación al plano práctico (el establecimiento de la misma), experimento como esenciales los dos parámetros sobre los cuales insistimos tanto en los cursos de formación : el enraizamiento y el soltar lastre.
Hígado y mecaniso cráneo-sacro
¿Y porqué el hígado?
En los seminarios del abordaje tisular presentamos la técnica hepática como un punto clave del modus operandi. Esta técnica está indicada cuando la compresión occipital, derivada de la compresión del cuarto ventrículo del abordaje craneal clásico e indicada por la percepción de un sistema “cerrojado”, denso e impenetrable, no produce los resultados esperados, es decir, la relajación y la liberación del sistema cráneo-sacro.
La evolución que me ha conducido a esta manera de proceder ha sido empírica : después de no pocos tanteos y ensayos, es la manera de practicar la que, con mayor constancia, ha dado el resultado perseguido : liberar el sistema para volverlo a poner en comunicación con él mismo y con su entorno (fase 1).
En 1998, Claire Aymeric, una participante en los cursos del abordaje tisular, intrigada por este proceder y llamándole la atención la falta de respuestas anatomo-fisiológicas que permitan explicar el porqué esto funciona así, decidió hacer de ello su tema de tesina de fin de estudios osteopáticos : ¿ El hígado influye en el eje cráneo-sacro ?
El presente artículo, elaborado por Florence Gruszczynski, interesada ella también por esta cuestión, retoma los puntos claves de dicha tesina.
Ralentizar 1
Pierre Tricot DO.
Traducción Miguel Hernández y Juan Bañuls
El objetivo es «volver a conceder el tiempo » a las consciencias para integrar las informaciones que no han podido integrar puesto que éstas han sido transmitidas en un tiempo demasiado breve (para nosotros, es lo que caracteriza al traumatismo).
He tenido la idea de utilizar este proceso cuando me encuentro en el sistema corporal del paciente con una zona de retención que percibo como tan densa que ésta no se deja penetrar. Ante todo, yo utilizo las ayudas ya mencionadas para este tipo de dificultad :
Metáfora
Seguramente no les habrá pasado desapercibido el hecho que los osteópatas utilicen a menudo la metáfora para intentar compartir sus experiencias. La definición estricta de metáfora concierne a una palabra, pero se puede extender fácilmente a la mera idea de comparación, de expresión a través de imágenes destinada a dar a entender una vivencia. Still, Sutherland y muchos más osteópatas y docentes recurren a este proceso para intentar dar a entender lo que viven con sus pacientes. Ello solicita la activación del cerebro derecho. La metáfora presenta, en comparación a la descripción puramente verbal (cerebro izquierdo), varias ventajas que permiten sobrepasar los límites del lenguaje escrito o hablado, cuando se trata de evocar situaciones de la vida, por naturaleza compleja. Nuestro lenguaje, en efecto, está concebido de tal modo que solo permite expresar una sola idea a la vez, mientras que una vivencia está hecha de mil y una cosas simultáneas. Así pues, no permite o no muy fácilmente expresar lo complejo, aunque éste sea característico de toda relación humana, terapéutica o no. La metáfora recurre a la imagen mientras que el lenguaje recurre al verbo. Ahora bien, parece que nuestro modo natural de pensamiento (por lo menos cuando activamos prioritariamente el cerebro derecho), sea justamente la representación a través de imágenes.
Una mirada al tratamiento de los bebés
Pierre Tricot DO.
Traducción Miguel Hernández Callejo y Juan Bañuls Puig
« Podríamos decir que la ciencia la cual, durante un tiempo, se había creído superior a la naturaleza, descubre a ésta más inteligente de lo que habría supuesto. Pero de ahí a confiar en ella… No se le concede más que milímetro a milímetro, después de haber verificado ampliamente que se le podía restituir este territorio. » (Massin, 1997, 11).
En 1971 comencé mi formación en osteopatía, una época pionera en Francia. Tuve la suerte de codearme de inmediato con grandes osteópatas, especialmente Thomas Schooley y sobretodo Viola Frymann[1]. La manera en la cual ella explicaba la osteopatía (siempre sencilla, directa, evidente) y con la cual trataba a los bebés me llamó la atención de inmediato y me hizo comprender que ahí había una vía especialmente pertinente para tratar muchas de las dificultades manifestadas por los recién nacidos. Pero la puesta en práctica fue para mí (y yo creo que para muchos osteópatas de mi generación y también, entre los más recientes…) origen de muchas dificultades e interrogaciones.